El pasado 7 de junio, nuestro Centro vivió una jornada llena de emoción y espiritualidad con la celebración de las comuniones. Este evento, tan esperado por niños y familias, destacó no solo por su significado religioso, sino también por el refuerzo del sentido carismático que caracteriza a nuestra institución, inspirada en el ejemplo de nuestra madre fundadora, María Rosa Molas.

 

Desde temprano en la mañana, el ambiente en el Centro era de anticipación y alegría. Los niños, vestidos con sus trajes de comunión, reflejaban en sus rostros la mezcla de nerviosismo y felicidad por este importante paso en su vida espiritual. Las familias, reunidas para acompañarlos en este día especial, compartían la emoción y el orgullo de ver a sus hijos recibir el sacramento de la Eucaristía.

 

La ceremonia, cuidadosamente preparada, comenzó con una misa solemne en la que los niños participaron activamente, mostrando su comprensión y compromiso con los valores cristianos que hemos cultivado en ellos a lo largo de su formación. Los cantos, lecturas y oraciones fueron realizados con devoción, creando un ambiente de profunda espiritualidad y comunión.

 

El acto no solo celebró el ingreso de los niños a una etapa más profunda de su fe, sino que también sirvió como un recordatorio del legado de María Rosa Molas. Su dedicación a la educación y formación espiritual de los jóvenes ha sido un pilar fundamental en nuestro Centro, y esta celebración fue un reflejo vivo de su carisma y amor por los demás. Los valores de solidaridad, entrega y fe que ella promovió estaban presentes en cada momento de la ceremonia.

 

 

Al finalizar la misa, se llevó a cabo una pequeña fiesta en los jardines del Centro, donde niños y familias pudieron compartir un momento de convivencia y celebración. Juegos, canciones y una merienda especial hicieron de esta jornada un recuerdo inolvidable para todos los presentes. La alegría y la risa de los niños, combinadas con el cariño y apoyo de sus familiares, crearon una atmósfera de comunidad y pertenencia.

 

Este evento también fue una oportunidad para reforzar los lazos entre las familias y el Centro, subrayando la importancia de la colaboración entre la institución educativa y el hogar en la formación integral de los niños. La presencia de docentes y personal del Centro, quienes acompañaron a los niños durante toda la jornada, fue un testimonio del compromiso y la dedicación que tenemos con su crecimiento espiritual y personal.

 

La celebración de las comuniones en nuestro Centro no solo fue un día de gran importancia para los niños y sus familias, sino también un momento para todos nosotros de reafirmar nuestros valores y misión. Siguiendo el ejemplo de María Rosa Molas, continuamos trabajando para formar individuos comprometidos con su fe y con la sociedad, capaces de llevar adelante el legado de nuestra fundadora en sus vidas diarias.

 

En resumen, el 7 de junio quedará en la memoria de nuestra comunidad educativa como un día de fe, alegría y unión, reflejando el espíritu carismático que nos guía y la inspiración continua de María Rosa Molas en nuestra misión educativa.